Opinión..
Vivimos en un mundo dominado por un pequeño puñado de personas, tienen un
gran poder influenciador en todo aquello que es esencial para el hombre, no es
secreto todo esto, basta con el simple hecho de conocer y relacionar de donde
provienen esos grandes capitales que
financian proyectos, campañas políticas, investigaciones, gobiernos, tecnología,
guerras, productos, servicios, shows, se inmiscuyen en la sociedad creando
atención del medio, promoviendo un mensaje de igualdad, desarrollo y mejora de
las comunidades que están envueltas en estas inversiones, pero que al final todas
las partes involucradas lo que obtienen es un precio que deben de pagar, con
intereses injustos y muchas veces valores inflados, que reducen nuestro poder
adquisitivo y desata los problemas económicos y sociales por carencia de dinero
para satisfacer las necesidades básicas del hombre.
El dinero domina todas las facetas de la vida, desde que nacemos formamos
parte de esta estructura organizada del sistema financiero, necesitamos
alimentación, vestimenta, educación, salud, vivienda, vivir y todo está
controlado.
La lamentable situación de todo esto radica en la progresión de un
sistema que se alimenta de las deudas y sueños rotos de la humanidad, existen
muchas formas para acabar con enfermedades, acabar con la
desnutrición infantil, la pobreza, eliminar los conflictos armados, pero
quienes son dueños de las empresas más importantes del mundo lo único que
desean es obtener utilidades, ganancias sin pensar en las penumbras que viven
las personas dentro de la sociedad.
Cambiar un sistema que ha estado perenne desde hace varias décadas es el
nuevo reto, los simples cambios internos que se den en una nación,
transformando la política, mejorando la competitividad de las industrias
locales y dejando de lado las influencias de EEUU y Europa en todas las cuestiones
no solo económicas o tecnológicas, forman parte de un verdadero cambio de
paradigma e ideología a seguir.
Tanto la innovación como el desarrollo de nuevas estrategias para llegar
al cambio son esenciales para poder crear una sociedad más justa y equitativa
en términos de oportunidad y desarrollo, y no hablo de abolir la globalización,
más bien dejar de lado las políticas externas que pueden incidir en la forma de
gobernar y reducir el margen de poder de la inversión extranjera directa y las
transnacionales en nuestros territorios.
No es un proceso que pueda darse en cuestión de 1 a 5 años, es un proceso
de cambio que realmente tomara su tiempo por los conflictos políticos,
económicos, sociales y comerciales que generan estos cambios radicales.
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